3.7.18

DESPOBLACIÓN DEL CAMERO VIEJO


HUMO


Censo de población del pasado año 2017, según el INE. Soto en Cameros, incluidos Trevijano, Luezas y Treguajantes: 97 habitantes. San Román de Cameros, incluidos Santa María (despoblado), Montalbo (despoblado), Vadillos, Avellaneda (despoblado), Valdeosera (despoblado) y Velilla: 140 habitantes. Ajamil de Cameros, incluidos Torremuña y Larriba: 66 habitantes. Hornillos de Cameros: 21 habitantes. Jalón de Cameros: 18 habitantes. Rabanera: 28 habitantes. Cabezón de Cameros: 16 habitantes. Laguna de Cameros, incluido Tejada: 119 habitantes. Muro en Cameros: 44 habitantes. Torre en Cameros: 10 habitantes. Terroba: 32 habitantes. En total, según cifras oficiales, hay en estos 23 asentamientos de Camero Viejo, 586 habitantes, para un territorio de 286,92 km2, es decir, la densidad de población es de dos habitantes/km2, menor que la de la Laponia finesa. Y estos son los datos oficiales. La realidad es todavía más cruda. Cualquier noche de invierno pernoctan en todo el territorio menos de la cuarta parte de esta cifra y la mayoría de ellos, jubilados de avanzada edad. No hay relevo generacional. En unos pocos años, nuestros pueblos se vaciarán.

Vemos en los medios de comunicación locales como nuestros representantes públicos engolan la voz para autocomplacerse con las medidas a adoptar para solucionar el gravísimo problema de la despoblación. Llevo oyendo las mismas historias muchos, muchos años. Humo, nada más que humo. El Camero Viejo, se muere. Desde los años 60 del siglo pasado y de manera imparable, se viene produciendo una fortísima despoblación y los políticos lo único que van a hacer es certificar su defunción. Los pocos vecinos cameranos no representamos nada, porque somos un puñado de votos irrelevante para la corta visión de nuestros dirigentes.

Ninguna política de ningún signo, ha sabido o querido afrontar el problema, ni a nivel nacional, ni a nivel local. Pero, eso sí, cuando las elecciones estén próximas, veremos por nuestra tierra algún político de segundo o tercer orden mendigando ese puñado miserable de votos, prometiéndonos revertir el fenómeno despoblacional. Incluso, ese día de la fiesta más emblemática y global del valle, el Día del Camero Viejo, quizás aparezca alguno con promesas maravillosas. Pues bienvenido sea, si de verdad trae proyectos sólidos para el valle, proyectos que generen actividad económica en la zona. Esta es la clave, actividad económica, inversiones de verdad, inyección de dinero y el resto es humo, sólo humo.








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