19.6.18

LAS FRAGUAS DE CABEZÓN

LAS FRAGUAS DE CABEZÓN


Hay varios topónimos en Cabezón que responden al mismo nombre de “La Fragua”. Uno, la calle que se extiende entre la fuente de “1927” y el final del caserío hacia el suroeste, camino del molino harinero. Otro, una travesía, que partiendo de este punto baja hacia la plaza que fue de la Constitución. Y un tercero, “La Fragua”, cuyo nombre responde al edificio que hay en la margen derecha del barranco que baja por detrás de la iglesia de La Asunción. Pero, ¿porqué varios nombres iguales para referirse a lugares diferentes del pueblo? Vayamos por partes.

En el Catastro de Ensenada realizado en Cabezón el año 1752, a la pregunta 23, en la que se interroga sobre las propiedades municipales, los “peluchos” contestan lo siguiente: “...una fragua en el varrio del Puente que solo sirbe para componer las herramientas de Labor...” A la pregunta 33, sobre las ocupaciones de artes mecánicos que hay en el pueblo (albañiles, canteros, albéitares, herreros, sogueros, zapateros, sastres, pelaires, tejedores, etc.) se contesta que no hay herreros, luego esta fragua que comentamos sería atendida por los propios vecinos en función de las necesidades del municipio o bien vendría algún herrero de otro pueblo cercano cuando se le solicitase. 

En el proyecto del puente de Amós Salvador (año 1882), aparece dibujado un edificio que seguramente correspondería con el ya citado en el Catastro del riojano. Su situación puede observarse en este mismo blog, en la entrada sobre el Puente de Cabezón, donde aparecen reproducciones del proyecto de Amós Salvador. Por situarnos, digamos que sería un pequeño edificio de unos tres por tres metros colocado como a unos tres metros y medio por delante de la fuente de 1927, exactamente al final del puente.

Para tener una visión espacial del entorno en esta zona, pensemos lo siguiente. El puente se realiza en 1883 y el juego de pelota no existía, pues se construyó en 1897, en lo que era un huerto. La casa de Julián Jiménez tampoco existía. Según reza en el enrejado de la puerta, se construyó en 1898. La carretera ya estaba, eso sí, sin asfaltar. La calle La Plazuela se ensanchó en 1898 aprovechando materiales de desecho producidos en las voladuras de roca que se hicieron en las pizarras de junto a la escuela. Ésta se edificó en 1896. Resumiendo, en estos pocos años, entre 1883 y 1898, se produjo una transformación importante en esta zona del pueblo que culminó prácticamente en la situación actual y para ello hubo que hacer desaparecer la fragua y dar mayor amplitud a la calle La Plazuela.

Bien, pues en esta proximidad a la vieja fragua puede argüirse el porque de los nombres de la calle y travesía de La Fragua. Pero, ¿y el tercer topónimo? Vamos a ello.

La primera referencia documental que he encontrado sobre esta “nueva fragua” es de 1936. No se hace mención expresa del edificio, pero es muy probable que se refiera a él, dado que la “vieja fragua” ya no existía y al menos que sepamos, no ha habido una tercera fragua en el pueblo. Es un documento de 21 de octubre de ese año, siendo alcalde Tiburcio Blanco Escolar, en el que se dice que se adjudica la fragua en subasta pública a pliego cerrado, al vecino de Laguna de Cameros Vicente Martínez, por fallecimiento del anterior herrero Daniel Mendilibar. A la subasta se presentaron otros dos pliegos más, uno de Eleuterio Reinares, de Rabanera y otro de Paulino Fernández, de Jalón. La adjudicación se hizo por la cantidad de 105 pesetas anuales. Aquí tenemos por tanto, el motivo del tercer nombre.