21.3.25

ACUEDUCTO DE LAGUNA. 1852

 ACUEDUCTO DE LAGUNA


He hablado en varias ocasiones en este blog, del descubrimiento de un acueducto que suministraba agua de boca al municipio de Laguna a mediados del siglo XIX (1). Seguramente, ese acueducto fue, la primera obra de ingeniería civil realizada por el pueblo para la captación, conducción y distribución de agua corriente a Laguna. Hasta entonces, dicho abastecimiento se produciría de las fuentes próximas a la población, así como de la multitud de pozos artesianos que se hallaban, y aún hoy se hallan, desperdigados en la parte baja de la ladera en la que se asienta el caserío de Laguna. Fuentes como La Paul, El Tejadillo, la Fuente Villa, Los Estudiantes, El Cura, La Reina, Canalejas, El Corral del Concejo, Los Gamellones o Fuentecampos, situadas en las proximidades, servirían para el acopio de agua que cubriera las necesidades de los hogares, tanto de personas como del ganado. Por otro lado, muchas son las casas y huertos, en los que ha habido hasta no hace mucho tiempo, pozos en perfecto uso y que antaño, como no, cumplirían parecida funcionalidad.


Quiero contar en este post, el supuesto trayecto que efectuaría el acueducto en su recorrido desde el monte, en la zona que hoy llamamos la Venta del Agua, hasta el caserío laguchino. Y digo supuesto, por que no quedan muchos restos materiales que nos puedan servir de ayuda para establecer un trazado definitivo. Nos apoyaremos para ello, eso sí, fundamentalmente en dos cimientos, por un lado la documentación de la época, la escritura de compromiso que firmaron el constructor de la obra Antonio Hormaechea, vecino de San Román, y el Ayuntamiento de Laguna (2). Y por otro, en unos pocos vestigios que quedan hoy sobre el terreno, ya que la larga acequia de tierra sólo es reconocible en algún corto tramo. Así mismo nos auxiliaremos de la cartografía y la topografía para poder establecer ese recorrido propuesto. Bueno hubiera sido para este estudio, la utilización de algunas de las herramientas de que hoy se dispone para la realización de mediciones de campo, como una Estación Total o un GPS diferencial, pero intentaremos suplir esta carencia con un poco de imaginación.


Sin ser especialista en la materia, he de decir que ya de principio me parece una obra de cierta envergadura, para la cual habría de disponerse de sólidos conocimientos de topografía con los que poder llevar a cabo el replanteo sobre el terreno. Además, tubo que ser necesaria la utilización de algunos instrumentos de medición, quizás un corobate (arcaico nivel de agua para el cálculo de inclinaciones) y quizás también una dioptra, especie de teodolito primitivo para la medición de ángulos horizontales y verticales), instrumentos que convenientemente modificados y actualizados, han estado en uso hasta épocas relativamente recientes. Pensemos que es un acueducto de más de 5 km de longitud, en una orografía montañosa, con varios depósitos de decantación, varios ramales y algún punto en el que el terreno se encuentra más bajo que en los puntos siguientes. Hay que recordar, que en este acueducto el agua circulaba por gravedad, encauzada en una zanja o acequia, siguiendo las curvas de nivel, un flujo laminar a cielo abierto, a presión atmosférica, sin entubar, hecho, este último, que hubiera posibilitado la realización de algún sifón. Pero vayamos por partes. 


Nos servirá para el estudio, el gráfico que sigue, realizado con un programa SIG, en el se refleja el recorrido supuesto que pudo seguir el acueducto. Entremos en materia.



 Fig. Mapa con el trayecto propuesto para el acueducto de Laguna de 1852.


 

Captaciones.


Dice la documentación, “… traída de todas las aguas que bajan de la Venta de Codes de esta jurisdicción, tomándola debajo de dicha venta, a donde las cruza el camino de la misma, al arroyo que baja de la venta caída, recibiendo las de éste y demás que sean posibles en su tránsito, a salir por el prado de los Llanos al collado que cruza el Camino de Torrecilla, cuyo tránsito se calcula en cinco mil quinientas varas poco más o menos …”. 


Por tanto, recogía las aguas debajo de la Venta de Codes, o Venta Quemada (altitud: 1.433 m.s.n.m.) y continuaba por el Camino de Gallinero abajo, pasaba al Barranco de La Taina por Las Vacarizas siguiendo las curvas de nivel, donde recogía el resto de aguas de este barranco y continuaba hacia abajo para salir en el SSE del prado de Los Llanos. Desde este lugar, debía atravesar el prado, saliendo de él por su ángulo NNE y continuar por el camino que hoy denominamos de Las Minas, buscando el collado por el que cruza el viejo camino de herradura a Torrecilla (altitud: 1.162  m.s.n.m). Pues bien, en este prado el terreno hace una pequeña hondonada, que hubo que solucionar con la elevación de un tramo del acueducto, como veremos más adelante.


Para la realización de una conducción de estas características hay que tener presente un aspecto de suma importancia, como es el desnivel del suelo de la zanja del acueducto. Pues este no debe tener ni mucha inclinación, lo que supondría la destrucción del acueducto por rápida erosión, dando lugar a continuas obras de reparación; ni muy poca, lo que impediría la libre circulación del agua, además de la deposición excesiva de sedimentos que obligaría a su continuo mantenimiento. Ya los romanos, hace más de dos milenios, conocían estas técnicas, de las que sin duda bebería “el Hormaechea” para la realización del acueducto de Laguna. Decía Plinio El Viejo en su “Historia Natural”, que los ingenieros romanos consideraban para sus acueductos, que el desnivel mínimo debiera rondar el 0.02 por mil, es decir unos 20 cm por cada km (3).


Conducción.


Sigamos con la escritura,“… el Antonio se obliga a abrir desde el punto o toma de todas las aguas, un cauce o zanja hasta el referido collado, que ha de consistir en dos pies de anchura por lo somero (aprox. 56 cm), uno y medio en el suelo (aprox. 42 cm), y otro tanto de profundidad (aprox 42 cm)”.


Y ya que estamos especulando, vamos a ir un paso más allá. Con estos datos, podríamos determinar el caudal aproximado que pudo llevar el acueducto. Recordemos que el caudal de un flujo laminar viene establecido por el producto de dos factores, uno, la velocidad del fluido y segundo, la sección que atraviesa el fluido (sección húmeda). La sección es conocida, la podemos deducir de la escritura, y la velocidad del agua se puede calcular por la fórmula que a finales del XIX propuso un ingeniero irlandés llamado Robert Manning, para canales a cielo abierto. Pero como el tema puede ser un tanto farragoso, lo dejaremos para la bibliografía final, donde se abordan estas cuestiones (3).


Recordad por otro lado, que esta canalización serviría años más tarde, como base para la conducción entubada de Manuel Eduardo Quemada Herreros y Domingo Terroba Quemada, que sustituyó al acueducto en 1921 y para la que se aprovecharía en la mayoría del trazado la infraestructura preexsistente, o sea, la zanja. Se puede ver hoy, como esta tubería de hierro de unas tres pulgadas de diámetro, aflora en algunos tramos.


Paso de Las Vacarizas.


Continuamos con el contrato, “… en el terreno que no se encuentre suelo firme en las desecadas de Las Vacarizas, ha de poner el Hormaechea canales de palo de roble, machihembrados, de grueso de dos y media pulgadas libres, entendiéndose que esto solo ha de ser en los terrenos falsos, y para ello antes de fijarlas ha de contar con el Ayuntamiento para que proceda la declaración de peritos que dispongan acerca de su necesidad”.


Bajando por el camino de Gallinero, hay alguna zona pedregosa que impediría la realización de una zanja más o menos impermeable, y que por tanto hubo que sustituir por canales de madera, que al estar a la intemperie, no han perdurado.


Prado de Los Llanos.


Seguimos transcribiendo la escritura, “… en el prado de Los Llanos para dar la altura que sea necesaria con el objeto de que puedan seguir su curso las aguas por tierra firme, ha de levantar un relleno de pared de cal y canto de vara y media de anchura, con la altura suficiente, sobre la cual ha de pasar el agua después de bien encespedada”.


En este punto quedan algunos vestigios perfectamente distinguibles. Unas ruinas de lo que fue un muro elevado que libraba el desnivel existente en el prado de Los Llanos. Localizado este muro en paralelo a la pista de Tejada, ocupa hoy una longitud algo mayor de 100 m de largo y 1,20 m de ancho (altitud: 1.165 m.s.n.m.). Vamos, salvando las lógicas distancias, sería un equivalente a las arquerías romanas que todos tenemos en mente al hablar de acueductos como el de Segovia. Algo menos espectacular si se quiere, pero cumplían ambos dos la misma función primordial, salvar el desnivel del terreno sin recurrir al sifonado.


Aunque muy deteriorado por el paso del tiempo y la acción humana, creo que sería interesante dar a conocer estas huellas del pasado, patrimonio cultural y material de Laguna. Una simple limpieza de la maleza y un punto informativo con un código QR, podrían servir para su puesta en valor.


Cerro de El Colladillo.


Continuemos, “...el Antonio se obliga a hacer la respectiva apertura necesaria en el cerro del colladillo para que traiga el corriente necesario dichas aguas, dejando el camino expedito, tanto en este punto como en cualquier otro de los de su conducción”.


Hoy llamado Collado de Las Minas, en el cruce del camino a Torrecilla de Cameros del que ya hemos hablado.


Bajadas desde El Collado hasta El Lago y desde El Collado a los pozos de Santa  Marina.


“… desde dicho collado, ha de seguir dándole curso a las referidas aguas hasta la laguna del Lago, y por la parte de la derecha, hasta lo somero de los pozos de Santa Marina…”.


Por tanto, dos sangrías en este punto del Collado de Las Minas. Una, que bajaba hasta la laguna de El Lago (altitud: 1.145 m.s.n.m.), y otra sangría, en dirección SSE, que bajaba hasta Santa Marina.


Estanques.


“… en cuyos dos puntos, ha de hacer sus respectivos estanques de cinco cuartas de profundidad, siete varas de ancho y diez varas de largo, con pared a cal y canto, reforzándolas o terraplanándolas por dentro y por fuera de la tierra más aparente que se encuentre para impedir su filtración, dándoles a uno y a otro la salida hasta facilitar las tres sangrías que se expresarán en la condición siguiente, advirtiéndose que el desagüe de los estanques ha de ser por medio de una piedra horadada en su centro y que en ellos ha de entrar toda la agua tomada de sus respectivos nacimientos”.


Muy cerca del bebedero de Santa Marina, es visible un depósito enterrado, de tamaño algo menor de lo que se dice en el escrito (altitud: 1.129 m.s.n.m.). En cuanto al otro depósito, el citado en la zona de El Lago, yo no lo he localizado. Los estanques probablemente fueran utilizados como decantadores, para tratar de eliminar las impurezas del agua antes de su distribución definitiva en el caserío.


Tramo desde el estanque de El Lago y tramos desde el estanque de Santa Marina.


“… el Antonio ha de proseguir la conducción de las referidas aguas en los términos marcados, primero del estanque del Lago hasta el barranco que baja del collado del camino de Tejada por la Medrana…”.


“… y desde el de los pozos de Santa Marina a encima de la fuente de la Paul, a desaguar a la plazuela de Santo Domingo, verificando uno y otro a la altura que sea posible, y desde dicho estanque de Santa Marina, el camino abajo a desembocar en la calleja que media entre las herranes de Dª Benita Terroba y Domingo León, empezando ésta en forma de media caña y demás puntos que lo necesiten hasta darle salida en la calleja del Tinte”.


El dibujo de estos tres tramos finales es muy aproximado e hipotético, dado que con los datos documentales disponibles en la actualidad es difícil determinar con precisión donde concluían las conducciones. En cualquier caso, esto puede ser una primera aproximación al conocimiento del trayecto que pudo seguir el acueducto laguchino, sin perjuicio de que futuros descubrimientos puedan llevarnos a determinar con más precisión su recorrido.


(1) Blog: Mi Camero viejo. https://micamerosviejo.blogspot.com/


(2) “Escritura de obligación que otorgan el Ayuntamiento de esta Villa y Antonio Hormaechea, vecino de San Román”. Protocolo Notarial. Notario: José Herreros de Tejada. Año: 1852. Sig. 7191. AHPLR. 


(3) Para conocer más sobre acueductos en general, consultar el libro: “Ingeniería Hidráulica Romana”. VI Congreso Internacional de las Obras Públicas. Santo Domingo de La Calzada, 7, 8 y 9 de noviembre de 2019. Coord. Isaac Moreno Gallo. IER. Logroño. 2023.

2.3.25

IN MEMORIAM

IN MEMORIAM

Uno de mis primeros recuerdos juveniles sobre Laguna, se relaciona con unas fotocopias que mi progenitor guardaba en su biblioteca entre libros, papeles y legajos diversos, y que todavía hoy conservo entre mis pequeños tesoros literarios. Unas mal encuadernadas cuartillas que me dieron a conocer el vecino pueblo al mío y a las que mi padre se refería con cierto cariño no exento de admiración, quizás motivado por su pasión por la tierra que lo vio nacer.

Con el paso del tiempo, he recurrido en multitud de ocasiones a las citadas cuartillas, hoy ya perfectamente editadas y encuadernadas, tratando de volver a sentir ese hormigueo que nos recorre todo el cuerpo rememorando escenas vívidas que nos marcaron en el pasado. De tal suerte, que aquellas cuartillas han llegado a ser para mi un referente intelectual que me ha acompañado en mis investigaciones sobre la historia de este pueblo.

Basilio Allona y Cañas
Fotografía del libro:
"Ensayo de Monografía 
Histórica de Laguna de 
Cameros". Autor: Basilio Allona
 y Cañas. Logroño. 1925.

El próximo día 6 de mayo, se cumplirá el primer centenario de la edición del libro “Ensayo de Monografía Histórica de Laguna de Cameros”. Sirvan estas lineas como pequeño homenaje al que en ocasiones me he referido como “clérigo ilustrado”, al párroco de Laguna Don Basilio Allona y Cañas, al hijo de la patria chica de Santo Domingo de Silos, al primero que nos contó la historia de Laguna y sus gentes basada en sus documentos.

Efectivamente, ese día, se cumplirán 100 años, de aquel otro día en el que se dio el imprimatur eclesiástico para aquellas cuartillas, en las que ya en sus primeros párrafos, el autor advertía de sus intenciones:

Así que, lector, puesto que a falta de pan buenas son tortas, te ofreceré, siéndome Dios favorable, un ensayo de monografía, es decir, una descripción del Laguna civil y religioso, de la Ermita principal y de la devoción a Santo Domingo y de los varones más eminentes por su virtud, honradez y laboriosidad, y, en fin, un parangón o cotejo entre el Laguna de hogaño y el de antaño; voy a ofrecerte mi humilde ensayo dividido en capítulos y artículos, y en puntos, cuando fuere menester, y tejido con claridad, con sencillez, con prudencia, y a mi modo y casi casi a vuela pluma.

Te advierto, lector, que no me propongo satisfacer tu curiosidad vana; pero si acuciarte a imitar las virtudes religiosas y cívicas de tus mayores. Se me olvidaba decirte que mi obra, si obra puede llamarse, irá fundada únicamente en las cartas y libros archivados en esta villa, pues ni consulté ni pienso consultar otros autores que a los que nos legaron esa veracísima fuente de historia. Y con esto, Dios te de salud y gracia, y a mi no me olvide”.

Aunque supongo que la mayoría de laguchinos posee el libro y han leído, ojeado u  hojeado sus páginas, quizás sería interesante aprovechar el centenario para hacer una edición conmemorativa especial de la Monografía, porque imagino que habrá algunos descendientes y amigos del pueblo que no posean el original por estar descatalogado o bien para aquellos que puedan tener interés en poseer una edición más cuidada y exclusiva. Aquí dejo esta idea para la "Asociación de Amig@s de Laguna", por si pudiera caber entre sus proyectos futuros. Y como diría el clérigo ilustrado, vale.