3.12.23

PROFESIONES DE LOS VECINOS DE LA VILLA DE

 LAGUNA DE CAMEROS EN EL SIGLO XVIII.



    Vamos en este post a tratar de conocer, siquiera someramente, en que se empleaban los habitantes de la villa de Laguna de Cameros a mediados del siglo XVIII. Y para ello, nada mejor que hacerlo de la mano de un documento singular y extraordinario, el Catastro de Ensenada.

    El Catastro de Ensenada, fue el primer intento de la Monarquía Hispánica de racionalización del complejo e injusto sistema tributario castellano para adaptarlo a la nuevas corrientes ilustradas. Y digo intento, porque a pesar de que el Catastro se realizó entre 1749 y 1756, la implantación de la Única Contribución, efecto último deseado, no se llevó a cabo, debido fundamentalmente a las limitaciones técnicas de la época, a la complejidad administrativa necesaria para ponerla en marcha y a las luchas políticas internas, además de a las presiones realizadas en contra por los dos estamentos privilegiados de la sociedad del Antiguo Régimen, la Nobleza y la Iglesia.

    Aunque el proyecto de sustitución de las complejas Rentas Provinciales por una Única Contribución, para que todos los ciudadanos independientemente de su clase social contribuyeran a proporción de lo que cada uno tiene, con equidad y justicia", no se pudiera llevar a efecto, ha quedado un volumen ingente de documentación que podemos consultar on-line en la web del Archivo Histórico Provincial de La Rioja, y que puede servirnos para conocer diversos aspectos de la realidad social, tributaria, política, económica, etnográfica, sociológica, demográfica, etc. de cualquiera de las localidades que se catastraron en lo que hoy conocemos como Comunidad Autónoma de La Rioja, entonces dentro de las provincias de Burgos y Soria.

    Entre toda esa documentación que nos ha legado el tiempo, están lo que entonces se denominaron Respuestas Generales y que no fueron sino las contestaciones a un Interrogatorio de cuarenta y una preguntas, a las que debían responder encargados municipales reunidos en ayuntamiento, bajo juramento.

    Pues bien, en este texto, vamos a abordar las respuestas a las preguntas treinta y una, treinta y dos, treinta y tres y treinta y cuatro del Interrogatorio, las cuales nos darán las claves para conocer una parte, siquiera mínima, de esa realidad de la que hablábamos más arriba. Pregunta treinta y uno: “Si hay algún cambista, mercader de por mayor o quien beneficie su caudal por mano de corredor, u otra persona, con lucro, e interés…”. Pregunta treinta y dos: “Si en el pueblo hay algún tendero de paños, ropas de oro, plata y seda, lienzos, especería u otras mercadurías, médicos, cirujanos, boticarios, escrivanos, arrieros, etc.”. Pregunta treinta y tres: “Qué ocupaciones de artes mecánicos hay en el pueblo, con distinción, como albañiles, canteros, albeytares, herreros, sogueros, zapateros, sastres, perayres, texedores, sombrereros, manguiteros y uanteros, etc. explicando en cada oficio de los que huviere el número que haya de maestros, oficiales y aprendices…”. Y pregunta treinta y cuatro: “Si hay entre los artistas alguno, que teniendo caudal, haga prevención de materiales correspondientes a su propio oficio o a otros, para vender a los demás o hiciere algún otro comercio o entrasse en arrendamientos…”.

    Según nos cuenta el escribano, el concejo respondió: “que an reconocido con exactitud y puntualidad quantos yndividuos contiene esta población, el oficio, comercio, yndustria y negociación de cada uno y considerando por ynteligencia práctica e ynformes verídicos que sobre ello an adquirido de personas de conciencia e ynteligencia respecto de tener ya declarado la taverna, mesón, tienda, panaderia y carnizeria, considerando lo podrán ejecutar con más conocimiento con cada yndibiduo y separación de clases y oficios pasan a hazerlo…”.

    Nosotros vamos a resumir en la siguiente lista, las diferentes profesiones y el número de individuos que las llevaban a cabo:

    Un médico conducido por la villa, esto es, un médico que también acudía a los pueblos circunvecinos en el ejercicio de su profesión. Este artista “ejercía el arte o ciencia que se empleaba en excogitar y aplicar remedios para conservar la salud en el cuerpo humano”.

    Un cirujano, que también ejercía en los pueblos próximos. La cirugía era ayer como hoy “la ciencia de curar heridas y llagas, abrir tumores, cauterizar y cortar las partes del cuerpo que necesitaban de esta curación”, eso sí, entonces con algo menos de glamour.

    Un boticario, que lo mismo que los dos profesionales anteriores, era conducido por la villa a los lugares contiguos. Se encargaba de la preparación y venta de los “remedios y ungüentos utilizados para sanar los males”.

    Un escribano de ayuntamiento, es decir, el oficial municipal que tenía por oficio público y autoridad real “el ejercicio de la pluma y la fabricación de escrituras”.

    Un maestro de escuela, que a la vez ejercía de notario apostólico y organista. La actividad escolar en el medio rural durante el Antiguo Régimen y hasta bien entrado el siglo XIX se concretaba fundamentalmente en la existencia de escuelas de Primeras Letras, instituciones muy ligadas a la comunidad de vecinos, sostenidas las más de las veces con dineros municipales y particulares (padres de los alumnos), de funcionamiento esporádico en función de los recursos y de la cantidad de labores agrarias, y con una gran disparidad de criterios en cuanto a su funcionamiento, regulación y formación del profesorado, y sin arreglo a normas estatales. El notario apostólico actuaba en causas eclesiásticas y ámbitos religiosos. En cuanto a la profesión de organista hay que recordar que ésta se ha mantenido en la villa hasta mediados del siglo XX, siendo los dos últimos Hilario Rodríguez y Pablo Antonio Rodríguez, “El Chiflao”, padre e hijo respectivamente, naturales de Villoslada y avecindados en Laguna.

    Un sacristán a tiempo parcial, porque era “mixto labrador”, dado que también trabajaba la tierra.

    Un campanero, que además de ejercitar el toque de campanas se ocupaba en la carpintería y labores de campo.

    Un mesonero, el cual se ocupaba además del mantenimiento del “peso y medida de la villa”, actuando como “fiel medidor”, esto es, como garante en las compras al por menor que se verificaban en la población. También se ocupaba a tiempo parcial de su labranza.

    Dos herreros, padre e hijo, que “labraban y pulían el hierro”, empleados en hacer herraduras para caballos y mulas, así como los aperos necesarios para las labores de campo. Así mismo eran también conducidos por la villa.

    Un tendero, que vendía mercaderías y otras especies por menor. Ejercía así mismo de aguardentero, tabernero y estanquero. En cuanto a las tres primeras profesiones no vamos a comentar nada por quedar autodefinidas, pero veamos que era el estanco. Se llamaba así al “asiento que se hace para acotar la venta de las mercancías y otros géneros vendibles, poniendo tasa y precio a que fixamente se hayan de vender, y embarazando que otros puedan tratar y contratar en los géneros que uno toma por su cuenta, y por cuyos derechos y rentas hace escritura y obligación: como sucede en el tabaco, naipes, nieve y otras especies y géneros: y así se dice del que hace semejante postura y asiento, que estanca, o hace estanco de tal o tal cosa...”. Y por extensión también “se llama vulgarmente el sitio, parage o casa donde se venden los géneros y mercadurías que están estancadas: como estanco del tabaco, estanco de los naipes, etc”.

    Un nevero. Tenía a su cargo el “avasto” de la nieve desde el “pozo de nieve” de Altázarre hasta la villa. El hielo obtenido de estas “neveras” se utilizaba para enfriar alimentos, preservar productos perecederos, así como para preparar bebidas frías y helados. Era utilizado también por los galenos para el tratamiento de algunas dolencias.

    Cuatro sastres. Dos de trabajo a tiempo parcial, que compaginaban la sastrería con su labranza y los otros dos con dedicación plena a la confección de prendas.

    Dos zapateros de viejo, que sólo “se encargaban del remiendo de los zapatos viejos o gastados” y no de la “obra nueva”.

    Dos albéitares que curaban las enfermedades de las bestias conforme a arte”, esto es el veterinario de hoy. Uno era el maestro y el otro el oficial. Eran conducidos también por la villa y compatibilizaban ese trabajo con el de herrador.

    Diez vecinos entre maestros, oficiales y aprendices que trabajaban como carpinteros, canteros y albañiles.

    Un alfarero trabajando en su alfar. Hoy, aún quedan algunos restos en el barrio Fuentecampos, de un horno de cocción de piezas de barro que fue utilizado en la primera mitad del siglo pasado. En Laguna estos fabricantes eran conocidos también como “puchereros”.

    Un cortador, oficial de la carnicería, y dos obligados, que eran los encargados del abasto de las carnes para ella.

    Un panadero. Aunque no lo dice explícitamente el Catastro, debemos pensar que además de la tahona pública, en muchas casas habría un horno de pan familiar, como los que aún quedan en el pueblo.

    Un ventero en la venta de Codes. Aquella que pudo quemarse junto con la ermita aneja en 1601, y en la que la tradición oral dice que el matrimonio de venteros cometieron un filicidio por codicia.

    Dos guardas de cabras. Tres guardas de cerdos. Hoy quedan restos de unas paredes de piedra en un barranco del hayedo de Montemayor, lugar que llaman “el zaburdón”, probablemente porque a la pocilga en que se encierran los puercos, se le llama zahurda. Dos guardas de vacuno, uno para el ganado boyal utilizado para la labranza y el otro para la guarda de las vacas de los vecinos del pueblo.

    Cinco molineros, que se repartían entre los dos molinos harineros de una piedra cada uno que había en el término, “… los que muelen del arroio que vaja de las sierras ymediatas a unirse con el rio de Leza, cuio nazimiento lo tiene dentro de la jurisdizión...”. Y por lo que nos cuenta la comisión en sus repuestas, ya entonces escaseaba el agua porque dice que el molino“… sólo muele quatro meses, en el discurso de él, por falta de agua…”.

    Catorce pastores mayorales. El pastor mayoral era el jefe principal de los pastores, y se encargaba del gobierno de una cabaña de ganado. Ochenta y cinco pastores de por año y temporeros. Ocurría que muchos labradores, fabricantes de paños, mayorales y ganaderos trashumantes, compatibilizaban sus trabajos con el de trajinante, dedicándose al comercio. Pluriempleados de antaño, vamos. Así lo cuenta el escribano de la comisión que responde al Interrogatorio: “Que ai vecinos en este pueblo, labradores mixtos, fabricantes, maiorales y ganaderos trasumantes, que se ocupan asimismo en el trajino y comercio de paños que sacan de la fábrica de esta villa y compran de otras para llevar a vender y comerziar en el Andaluzía y otras Provincias y Reynos en que se mantienen yndistintamente algunos meses. Que allí tratan y comercian con otros jeneros llevando sus cavallerias propias que tienen para sus labranzas y alquilando otras dando algunos jeneros al fiado, teniendo que volver a sus cobranzas…”.

    Nueve bataneros y percheros. El batán era una “machina que consta de unos mazos de madera mui gruesos, que mueve una rueda con la violencia y corriente del agua, los quales suben y baxan alternadamente, y con los golpes que dan al tiempo de caer aprietan los paños, ablandan las pieles, y hacen el efecto que se necesita para semejantes obrages”. Había tres batanes de una rueda cada uno sobre el río y el arroyo. Uno que “… está sin uso por no aver quien lo tome en renta…”, y los otros dos “que sólo están corrientes y se travaja en ellos como quatro meses al año por falta de agua”. Los percheros se encargaban de poner a secar las lanas colgándolas en perchas.

    Nueve tundidores, que se dedicaban a cortar el pelo de los paños e igualarlos con la tijera. Once tejedores. Ciento doce fabricantes de paños. Sesenta y tres trajinantes. Tres mercaderes, que compran lanas para procesar y venden lanas y paños con los que traficar, no sólo en el pueblo sino también en “el Andalucía y otras provincias”. Treinta y un pelaires, cardadores que limpian y suavizan la lana con una tabla de una cuarta de ancha y media vara de larga, con unas púas de hierro largas y derechas, clavadas en ella, que se llama carda. También el escribano nos dice: “Que ai vecinos y havitantes en este pueblo que se exerzitan en la labranza de las tierras y en rozar otras por su mucha aspereza, como el tiempo restante en cardar en los obradores de los fabricantes de paños a que asisten las oras y dias desocupados... Que se emplean en esto, como cinco meses al año, deducidas las fiestas y demás estorvos. Que también assisten algunos de sus hijos y mugeres yndistintamente y muchas de corta hedad para escarmenar lana, ylar y devanar en los obradores para dichos fabricantes, consideran que ai como sesenta de estos últimos y ciento y cinquenta ylanderas, escarmenadoras setenta, y otros tantos devanadores... cada uno de los cardadores, entendiendose ocupados en esta lavor a que asisten, se regula ganan al día de los cinco meses que se ocupan... Y a los que se ocupan en el campo quando tienen que acer compensado el util y el jornal que gozan... Que esto dura como dos meses y no azen regulación de utilidad en las mugeres, muchachas y muchachos pequeños que de continuo se ocupan en las lavores menores de la fábrica, así por que no lo contiene la pregunta (sin duda por que su utilidad es despreciable) como por que tampoco abla de las mugeres que se mantienen de la lavor de sus manos…”.

    Había también en la villa tres tintoreros y un sólo tinte donde se teñían los paños de lana en los “tinacos”. Todavía a mediados del siglo XIX perduraba el topónimo “El Tinte” en Laguna. Llegados a este punto, no puedo por menos que recordar lo que decía el “cura erudito de Cañas” en su ensayo sobre Laguna respecto a la riqueza industrial del pueblo, en un apunte que dice haber sacado del Archivo Municipal: “en 1733 hay en Laguna, 20 telares, 3 tintes, 3 batanes, 6 tableros de tundir y otras prensas”, y que concuerda bastante bien con los datos que estamos presentando, es decir, con el apogeo de la ganadería trashumante de merinas y el consiguiente esplendor económico de la villa como consecuencia de la fabricación de paños finos de lana.

    Cinco prensadores, que trabajaban en las “tres prensas de fábricas de paños al fuego” que había en la villa. Estas prensas cobraban un papel importante en la producción textil de las fábricas de paños, contribuyendo significativamente a la calidad y acabado final de los tejidos fabricados en aquel entonces. El término "al fuego" se refería a que algunas de estas prensas podían estar ubicadas cerca de hornos o fogones para aplicar calor adicional al proceso de prensado, lo que ayudaba a fijar ciertos tintes o tratamientos químicos en los paños.

    Dos alcabaleros. La alcabala era un impuesto del Antiguo Régimen que se cobraba por todo lo que se vendía, pagando el vendedor un tanto por ciento de toda la cantidad que importó la cosa vendida y que ingresaba en las arcas reales. En algunas provincias, ciudades y pueblos estaban arrendadas para su cobro por los alcabaleros.

    Y con esto, vamos llegando al final. Hemos utilizado para las explicaciones de los diferentes empleos, las acepciones que aparecen en el “Diccionario de la Lengua Castellana, en que se explica el verdadero sentido de las voces, su naturaleza y calidad, con las frases o modos de hablar, los proverbios o refranes, y otras cosas convenientes al uso de la lengua”, publicado entre 1726 y 1739. Fue el primer diccionario de la lengua castellana editado por la Real Academia Española y es conocido popularmente como Diccionario de Autoridades. Con todo ello hemos dado unas pequeñas pinceladas con las que obtener una visión cuando menos curiosa, si bien parcial, del entramado social de los “... docientos y seis y medio vezinos y avitantes ynclusas las viudas, dos por uno, que havitan en sus casas propias y de renta de la población y otro que reside en la casa y bentta llamada de Codes dentro del término propio de esta villa…”. En total, algo menos de mil laguchin@s que moraban en las “...doscientas y ocho casas, las diez ynavitables y otras diez arruinadas según el juicio prudente y numeración que azen…” en la villa de Laguna, en el año 1751. El Catastro de Ensenada, sin duda, da para más, para mucho más, y por ello seguiremos escudriñando en él. De momento, hagamos un punto y aparte.

23.8.23

CRIMEN PASIONAL EN LAGUNA


CRIMEN PASIONAL EN LAGUNA


Como quiera que esta canícula infernal no nos permite socializarnos demasiado, he aprovechado el refugio que me ofrecen los muros de piedra de la casa donde vivo, para, huyendo de las calurosas tardes estivales, repasar algunas notas manuscritas recogidas años ha, durante las largas noches invernales al amor de la lumbre, escuchando las historias del abuelo “Moli”. En una de aquellas veladas en las que le oía embelesado contar historias de su pueblo, me habló de un hecho luctuoso, del que tomé buena nota y que hoy, después de recopilar algunos datos en el Archivo Municipal (1) y otros tantos en la hemeroteca del diario “La Rioja” (2), voy a tratar de contar con cierto detenimiento. Esta historia, transmitida por tradición oral, es reflejo fiel de los hechos acaecidos en la noche del primero de marzo de 1912, como veremos.

Pero, antes de relatar los hechos que se produjeron en esa fatídica noche, vamos a ponernos en situación, estableciendo el marco histórico en el que se desarrollaron los acontecimientos. Reinaba en España, Alfonso XIII. Un reino en el que a principios de siglo vivían casi 19 millones de habitantes, siendo el 70% de esa población, agrícola, es decir vivía en el campo y del campo. Durante la primera mitad del siglo, en España se produjeron violentos conflictos sociales debido a las desigualdades y a las malas condiciones de vida de las clases bajas asalariadas, que eran la más numerosas. El siglo comenzaba siendo una monarquía parlamentaria con muchas deficiencias democráticas y la Iglesia tenía un posición privilegiada, por lo que desde los púlpitos, confesionarios y colegios religiosos se adoctrinaba a la población y se defendía la lealtad al sistema. Hay que recordar también que en 1898, EEUU declaró la guerra a España, arrebatándole Cuba y Filipinas y causando un gran malestar entre intelectuales y gentes de la cultura. Se empezaba a reflexionar sobre nuestro retraso con respecto a la Europa occidental. Tiempos de crisis moral, política y social. Un joven Manuel Azaña pronunciaba en la Casa del Pueblo socialista de Alcalá de Henares una conferencia titulada “El problema español”, reflexionando sobre los factores que mantenían al país en el atraso secular y concluyendo que era el Estado, con su acción sistemática y modernizadora, el único instrumento posible para la transformación. Por aquellos años, Ortega y Gasset decía que "España es un dolor enorme, profundo y difuso; España es el problema primero, plenario, perentorio. España es el problema, Europa la solución".

Por lo que respecta a Laguna, la población de derecho en 1910 era de 576 habitantes, un descenso poblacional paulatino que se había ido produciendo desde mediados del XVIII, cuando el pueblo contaba con alrededor de 1.000 habitantes.

Pues bien, es en este contexto, en el que se produjo la muerte violenta de Mariano Codes Pérez por la mano de Florentino Martínez Alcázar. En aquella noche de marras, los mozos del pueblo rondaban a las mozas casaderas, que ocultas tras los visillos esperaban impacientes oír pasar a la ronda bajo la ventana de su habitación y escuchar las coplas de “requiebro”. Pero, en un ambiente tan lúdico y festivo, ¿qué pasó para que los ánimos se exaltaran hasta el punto de que se produjera un desenlace fatal?

Esa noche, al pasar los mozos bajo la ventana de la moza Basilia Elías Martínez, que al parecer había empezado a entablar “relaciones” con Florentino, cantó Mariano acompañándose con la guitarra, la insultante coplilla que sigue:

Para pasear tu calle

no necesito cuchillo,

porque el novio que tu tienes,

me lo meto en un bolsillo”

Así que, una vez finalizada la ronda, alrededor de las 10:30 de la noche, y cuando habían quedado solos en la plaza de Los Carros (4) los dos mozos, Florentino interpeló a Mariano diciéndole: “oye, unas palabras”, y Mariano le contestó “aguarda a que deje la guitarra”. Y cuando el mentado Mariano se disponía a dejar el instrumento encima de un carro de la plaza, Florentino, enarbolando un palo que terminaba en cachiporra, le asestó un golpe en la cabeza que derribó a Mariano, continuando dándole varios golpes una vez en el suelo.

Estos son los hechos de autos, tal y como se produjeron, como los recordaba el abuelo “Moli” de haberlos oído contar en su juventud y como nos dicen los documentos que ocurrieron. De tal suerte, que produjeron al mozo Mariano heridas de tanta consideración que falleció al día siguiente, a las doce del mediodía. Según se desprende de las declaraciones ante el jurado de los médicos de Laguna, Antonio Conceiro García y Cabezón, Serafio Ruza Barreiro, que practicaron la autopsia al cadáver del desgraciado Mariano, dictaminaron que “sufrió varias lesiones inciso contusas en las regiones occipital y frontal, y en especial, en la región medio frontal sagital, con fractura de los temporales y hundimiento de la bóveda craneana, que desgarraron las cubiertas del encéfalo y destrozaron éste”. Los galenos, durante la vista, se ratificaron en el informe pericial que habían presentado y afirmaron que las heridas se produjeron de frente y todas ellas eran mortales de necesidad, pues causaron enormes destrozos en la bóveda craneana.

La vista, se celebró durante los días 2 y 3 de diciembre de ese año de 1912, con participación de un jurado popular y según las crónicas de la época, mucho público, especialmente el segundo día, pues se permitió el acceso a la sala a las mujeres, cosa que no ocurrió el primer día de la vista.

Fueron testigos de la acusación los mozos que acompañaban a Florentino y Mariano durante la ronda: Martín Domínguez García, Victoriano Sedano Martín, Víctor Martínez Arnedo, Zacarías Martínez Merino y Victor Muro Pérez; además del padre del fallecido, Mariano Codes. Por parte de la defensa, Basilia Elías, novia de Florentino y el padre de ésta, Balbino, amén del cura de la parroquial de Laguna, Basilio Allona y otros laguchinos, hasta un total de veintiocho.

En su declaración, el procesado Florentino, arguyó en su descargo que la copla que cantó Mariano la tomó por una provocación, y que al finalizar la ronda, cuando le pidió explicaciones, pensó que Mariano se echaba la mano a la faja para sacar un arma, por lo que él, ante el temor de ser agredido, se defendió con la cachiporra. Sosteniendo por tanto, “...que no tuvo intención de matarle, sino sólo de defenderse”.

El fiscal sostuvo en sus conclusiones finales que el hecho se trataba de un delito de homicidio, sin agravante alevosa, del que es autor el procesado. Pero entiende, que no debe concedérsele ninguna atenuante, por haber obrado con obcecación. Por lo que solicita se le imponga al procesado la pena de catorce años, ocho meses y un día de reclusión temporal, accesorias y costas e indemnización de 2.000 pesetas a los herederos del interfecto.

Por su lado, el letrado defensor sostuvo, que es evidente que concurre en favor de su patrocinado la circunstancia atenuante de arrebato y obcecación, solicitando se imponga al acusado la pena de doce años y un día de reclusión temporal.

Reunido el Jurado Popular, declaró a Florentino Martínez Alcázar, culpable de homicidio simple, sin agravantes.

El Tribunal de Derecho dictó sentencia condenando a Florentino Martínez Alcázar, a la pena de doce años y un día de reclusión temporal, accesorias, costas e indemnización de 2.000 pesetas a los herederos de Mariano Codes Pérez, declarando el comiso de la cachiporra que sirvió para la comisión del delito y disponiendo se abone a Florentino la mitad del tiempo de prisión provisional sufrida.

Cuando ocurrieron los hechos que hemos narrado, Florentino estaba presto a cumplir 23 años. Vivía con sus padres Pedro Martínez Rodríguez, de Torremuña y Vicenta Alcázar Pérez, de Laguna, en el número 1 de la Calle Mayor (hoy casa de Luisito “El Carchas”). Había nacido en Nestares.

Después de cumplir condena, se casó en Laguna, en 1925, con Modesta Rodrigo Ochoa (de “Las Ruedas de Enciso”) y vivieron en la Calle “El Cristo” n.º 26, hoy un solar al lado de la casa de Filo y Marimar. Tuvieron cinco hijos, de los que tres sobrevivieron a la edad adulta, Victoriano, Lorenzo y Matilde. Esta última, vive. Modesta murió joven, por lo que dejó a Florentino con tres bocas que alimentar y una precaria situación económica. Fueron ayudados en aquellos momentos difíciles por otra familia del pueblo, la de José María García, “Josepe”, que también había sufrido por esos avatares de la vida, la perdida de su mujer y una hija, y vivían una situación familiar también difícil. Solidaridad ante la adversidad.

En 1955, Florentino y su familia, ya no vivían en Laguna. Se habían bajado a vivir a Logroño. Murió poco después (3), en 1963, en la antigua Beneficencia, “La Bene”, donde estaba recluido por desequilibrios mentales. Según mi “cuentacuentos” particular, Florentino no pudo asumir nunca el hecho de haber matado a un hombre y ello le llevo a desquiciarse al final de sus días.

En el juicio, el defensor expuso el carácter de Florentino, pintándolo como “afable, pacífico y condescendiente” en sintonía con las declaraciones de los testigos de dicha defensa.

Mariano, también estaba a punto de cumplir los 23 años cuando se produjo el fatal desenlace que acabó con su vida. Era hijo de Mariano Codes García, natural de Laguna y de Venancia Pérez García, de Diustes (Soria). Tenía dos hermanas menores, Anastasia y Justa.

Durante la vista, al hacer el resumen el Presidente de la Sala, “...se lamenta de la frecuencia con que se registran delitos de sangre en esta región, segando la vida de los hombres, por el motivo más pequeño y baladí, lesionando así el derecho más grande del ciudadano”.

En cuanto a Basilia Elías Martínez, poco podemos decir, supongo que muy a su pesar protagonista del suceso. Sin tan siquiera contar con 19 años de vida, se vio implicada en un hecho que seguramente le marcaría para el resto de sus días. Basilia, era hija de Balbino Elías Ruiz y Eulalia Martínez García, los dos nacidos en Laguna. Basilia, tenía un hermano, Carlos, que casó en primeras nupcias con Juana Tejado López (de “El Horcajo”), con la que tuvo dos hijos, Balbino Elías Tejado y Luis Elías Tejado.

El abogado defensor “...hizo un estudio muy real de la vida de los pueblos, de lo que puede en ellos la chinchorrería y las habladurías de unos y de otros”. Haciendo hincapié en como “...los hechos conmueven las pasiones que agitan y combaten a las personas, especialmente en la edad moza e influyen para la realización de sus actos.

Y hasta aquí, la historia trágica que hemos contado y que seguro ha sido transmitida desde entonces en las cocinas, bajo la mortecina luz de la lumbre, por las abuelas, en aquellos “trasnochos” en que nos contaban a los mocetes truculentas historias de épocas pasadas. Hemos intentado contar la historia como hubiera podido haberse contado por trasmisión oral en aquella época, sin alejarnos de la verdad y con fidelidad a los hechos, pero para aquel o aquella que quiera saber más datos precisos sobre el tema, le propongo consultar estas citas a pie de página.

(1)-AMLC. Registro Civil. Diversas Partidas de nacimiento, defunción y casamiento.

(2)-Artículo del diario “La Rioja”. Fecha 3/12/1912. Audiencia. Homicidio en Laguna (Primera Sesión).

-Artículo del diario “La Rioja”. Fecha 4/12/1912. Audiencia. Homicidio en Laguna (Final del Juicio).

(3)-Diario ”Nueva Rioja”. Fecha: 11/1/1963. Año XXVI. N.º 7623. 2ª página. Defunciones. Defunción de Florentino Martínez Alcázar, de 76 años, de Laguna de Cameros.

(4)-En el diario “La Rioja” se le llama a la Plaza Fernando Cámara, Plaza de Los Carros. Hay que recordar que en la fecha de autos no estaba todavía el monumento al maestro Patricio Aguileta Salazar.







17.5.23

YANGÜESES EN LAGUNA (II)

 YANGÜESES EN LAGUNA (II)


Continuamos en este post con lo prometido en el anterior, desgranando la intrahistoria de la inmigración yangüesa en Laguna de Cameros a mediados del siglo pasado. Y para ello, vamos a desmenuzar otro documento del Archivo Municipal de Laguna, en este caso, el Padrón de Habitantes de 1955. Éste nos servirá, junto con el ya comentado de 1940, para ver el estado de la migración yangüesa un momento antes del comienzo de la última inflexión demográfica brusca que se produce en Laguna a comienzos de la década de los 60, concretamente en 1962-63.


YANGÜES@S.

Pongamos nombre a los yangüeses y yangüesas que vivían en Laguna en 1955, ordenándolos por las calles donde vivían.


C/ ASUNCIÓN:

  • Juana Peña Pablo, de 74 años, viuda y natural de Vellosillo.

  • José Rodrigo Martínez, de 73 años, labrador, natural de Lería, casado con Petra Sáenz Escolar, de 67 años, natural de Cabezón. Vivían con tres hijos, Emilio, Florentino y Pilar, de 35, 30 y 28 años respectivamente, naturales los tres de Rabanera y los primeros de profesión labradores.

C/ BAJERA:

  • Pedro Moreno Sáenz, de 66 años, natural de Larriba, labrador, casado con Ángela Pascual Alfaro, de 68 años y natural de Vellosillo. Vivían con dos hijos nacidos en Laguna, Juan Pablo y Lorenzo, de profesión labradores, de 37 y 32 años respectivamente, y una hija también nacida en Laguna, Feliciana, de 29 años de edad.

C/ CRISTO:

  • Gregorio Martínez Lería, de 34 años, natural de Santa Cecilia y profesión labrador, casado con Ascensión Martínez, de 24 años, nacida en Laguna. Vivían con dos hijos, Milagros de 17 años y Victor de 4.

C/ CIRCO:

  • Pablo Fernández Moreno, de 44 años, labrador y nacido en Laguna, casado con Lucía Calleja Sáenz, también de 44 años y natural de Diustes. Vivían con cinco hijos nacidos en Laguna, Justo (de 20), Isidra (de 17), Marisol (de 15), Carmen (de 12) y Lucía (de 7 años).

  • Lázaro Rodrigo Lasanta, de 90 años, viudo, labrador y natural de Camporredondo. Vivía con su hija, Ana Rodrigo Blanco, de 54 años, soltera y nacida en Laguna.

Pza. JOSÉ DE LA CÁMARA:

  • Santiago Cillero Lasota, de 52 años, nacido en Diustes. Vivía con su hija, Teresa Cillero García, de 22 años, nacida en Laguna.

  • Alejandro García Peña, de 48 años, natural de Diustes y María Santolaya Cillero, de 52 años y natural de Camporredondo. Vivían con sus hijos, Pilar, Purificación y Amador, de 21, 18 y 13 años respectivamente, y nacidos en Laguna.

C/ MAYOR:

  • Tomasa Martínez Martínez, de 37 años y natural de Lería, viuda y sus hijos Amparo y José Manuel Fernández Martínez, de 11 y 8 años respectivamente y nacidos en Laguna.

  • Valentín Martínez Lafuente, de 58 años, natural de Las Ruedas de Enciso, de profesión labrador, casado con Concepción Peña Peña, de 43 y natural de Diustes. Vivían con su hija Teresa, de 8 años y nacida en Laguna.

C/ RANOCALES:

  • Eusebio Fernández Martínez, de 36 años, labrador, nacido en Laguna y su mujer Antonia Martínez Martínez, de 31 años y nacida en Lería.

C/ SAN JUAN:

  • Gabriel García Hernández, de 58 años, labrador, natural de Laguna y su esposa Bonifacia García Peña, de 54, natural de Diustes. Vivían con sus hijos, María Candelas, Rafael y Juan, naturales de laguna y de 26, 29 y 24 años respectivamente. Los dos últimos, de profesión labradores.

C/ SAN PEDRO:

  • Juan Cruz Jiménez Ruiz, de 41 años, labrador, natural de Villar de Maya, casado con Vicenta Calonge Laspeñas, de 30 años, nacida en Laguna. Vivían con sus hijos, María Cruz, José Antonio y Alfonso, de 8, 6 y 2 años respectivamente y nacidos en Laguna. También vivía el hermano de Vicenta, Pablo, de 28 años, de profesión cabrero y también natural de Laguna.

  • Soledad Peña Ruiz, de 46 años, viuda, natural de Diustes. Vivía con sus hijos Juan Antonio, Soledad y Domingo, de 12, 10 y 2 años respectivamente, y nacidos en Laguna.

  • Santos García Peña, de 80 años de edad, labrador, viudo y natural de Diustes.

DE OTROS PUEBLOS SORIANOS.

Y para finalizar, el resto de sorianos (no yangüeses) que vivían en Laguna en dicho año de 1955.

C/ ASUNCIÓN:

  • Martín Oliván Gil, de 32 años, jornalero, natural de Laguna, casado con Felisa Lasheras Antón, de 32 años, nacida en Gallinero (Soria).

  • Vicente Sacristán Martínez, 66 años, labrador, nacido en Laguna, casado con Eugenia Sáenz Martínez, de 64 años y natural de Montenegro. Vivían con sus hijas Carmen (23 años) y Eugenia (21 años), nacidas en Laguna.

C/ MAYOR.

  • Clemente Rubio Sáenz, de 71 años y natural de Laguna, casado con Eugenia Lafuente, de 62 y nacida en Muriel de la Fuente. Vivían con sus hijos nacidos en Laguna, Laureano, Clemente y Tomás, de 40, 26 y 22 años respectivamente y de profesión labradores.

C/ RANOCALES.

  • José Rubio Unanue, de 33 años, nacido en Laguna, labrador y su esposa Eufemia Gómez García, de 36 años y natural de Narros, junto con el hijo de ambos, José, de 4 años y nacido en Laguna.

Veamos algunos resultados del censo de 1955, comparándolos con los de 1940:


  • Población de hecho en 1955 en Laguna de Cameros (presentes+transeúntes): 405 (197 hombres y 208 mujeres). La población se había mantenido prácticamente estable desde 1940 (en que había 399 habitantes).

  • Yangüeses: de Vellosillo, Lería, Santa Cecilia, Diustes, Camporredondo y Villar de Maya, 17 (8 hombres y 9 mujeres). Un 4,2% del total de habitantes. Había descendido un poco el número de yangüeses con respecto a los que había en 1940 (20).

  • De otros lugares de la provincia de Soria: de Gallinero, Montenegro, Muriel de la Fuente y Narros, total 4 mujeres. Un 0,98% del total de habitantes. También había descendido el número con respecto a 1940, en que había 7. Quizás ya se empezaba a insinuar el brusco descenso poblacional que se venía encima y al que nos hemos referido en la cabecera de este post.

Bien, aunque de momento lo vamos a dejar aquí, el tema no se agota y volveremos a tratar el asunto de los yangüeses en Laguna acercando la mirada a otro momento histórico en los comienzos del siglo XX. Y lo haremos, a través de otro padrón, concretamente el de 1910. En esa fecha habitaban Laguna 595 almas, de las cuales nada menos que 96 (el 16,1% del total) eran sorianas y de éstas, 38 de Tierra Yanguas.



7.5.23

YANGÜESES EN LAGUNA (I)

YANGÜESES EN LAGUNA (I)

Hemos tratado en algún post anterior del vaciado de la Sierra de Cameros durante el siglo pasado y más singularmente del caso concreto de Laguna de Cameros (1). Vamos a analizar en éste, siquiera brevemente, el mismo fenómeno demográfico, pero observado desde un punto de vista diametralmente opuesto, es decir desde el de acogida. Como parece evidente, estos movimientos demográficos se producen muy a menudo por causas económicas, trayendo como consecuencia que los lugares económicamente más deprimidos se vacían y otros económicamente más desarrollados acogen a esos migrantes, que contribuyen por ende a un mayor desarrollo económico en el lugar de destino. Pues bien, Laguna ha sido tradicionalmente uno de estos pueblos de acogida (aunque también de salida) quizás debido a ese despegue económico que se ha venido produciendo en varias etapas a lo largo de su historia moderna y significativamente durante el pasado siglo XX, sobre todo si lo comparamos con con otros lugares próximos. Bien entendido que todo esto se produce en un contexto de descenso demográfico generalizado, que se da en toda esta región que hoy hemos dado en denominar “Celtiberia” y que se viene gestando desde mediados del XVIII.

Veamos en este sentido lo ocurrido en Laguna con respecto a la emigración soriana y específicamente a la producida en las Tierras Altas de Yanguas con destino a Laguna de Cameros.

Recordemos que hasta la última y definitiva división territorial española de Javier de Burgos en 1833, lo que hoy conocemos como Comunidad Autónoma de La Rioja, pertenecía secularmente a las provincias de Burgos y Soria. La provincia de Logroño no existía y el corónimo correspondía a la ciudad cabeza del partido homónimo. Por simplificar diremos, que la línea divisoria entre estas provincias castellanas, pasaba grosso modo por el interfluvio Camero Viejo-Camero Nuevo. Ejemplificando el modelo, Cabezón pertenecía a Soria (junto con la mayoría de pueblos del Camero Viejo); y Laguna pertenecía a Burgos, junto con Trevijano, Torre y Montalbo. Pero en 1802, estos últimos cuatro pueblos pasan a formar parte de la provincia de Soria, partido de Logroño. Y de este modo, el antiguo Señorío de Cameros de los Condes de Aguilar, antaño fragmentado entre las provincias de Soria y Burgos, pasa a formar parte de una entidad administrativa única, Soria, y por ende, la Tierra de Yanguas y el Camero Viejo se integran dentro de esa unidad.

Visto sucintamente el contexto histórico, vamos a analizar un documento fidedigno que nos dará una visión bastante exacta del fenómeno migratorio que estamos analizando (2). Se trata del Censo de Población del año de 1940 de Laguna de Cameros. La población total era de 415 almas. Ya se había producido un descenso poblacional en los últimos cuarenta años, desde comienzo de siglo XX, de algo más de 200 almas.

Veámoslo en detalle, calle por calle, casa por casa, poniendo nombre y lugar de habitación a esos yangüeses y yangüesas:

  • Calle Mayor nº 9, al lado del Teleclub, casa de Valentín León. En ella vivían dos hermanos naturales de Vellosillo, Leonardo, barbero, y Juana Peña Pablo. De 57 y 59 años respectivamente. El primero casado con Apolonia Sáenz de Jubera, de 45 años, natural de Laguna. También vivían dos hijas de Leonardo y Apolonia, Margarita (que casó posteriormente con Valentín León) y Victoria. Ambas nacidas en Laguna.

  • Calle Mayor nº 4, casa de Perico y Elena. Habitada por Juana Miguel Ruiz, de 58 años, viuda y nacida en Santa Cruz. Convivía con tres hijas nacidas en Laguna, Antonia, Tomasa y Ramona.

  • Calle Agraz nº 20, hoy es un solar pegado a la casa de Araceli y Victor. Vivía Damian Ochoa Fernández, de 65 años, labrador, viudo, de La Vega. Convivía con dos hijas nacidas en Laguna, Emilia y Raimunda.

  • Calle Agraz nº 26, casa de Inocenta y Constantino. Vivían Gregorio Martínez Lería (“Caracoles”), de Santa Cecilia y Gregoria Alonso Blázquez, de Villartoso. Dos jóvenes de 19 y 17 años respectivamente, que trabajaban de sirvientes en dicha casa.

  • Calle Circo nº 29, casa de María “La Vasca”. Vivía Lázaro Rodrigo Lasanta, viudo, labrador, de 73 años y natural de Camporedondo. Vivía con dos hijos nacidos en Laguna, Basilio y Ana, además de una nieta, María.

  • Calle Circo nº 41, casa pegando a la de Raúl, "El Tordo". Aquí vivía Melchora Blázquez Ochoa, de 58 años y natural de Santa Cecilia, casada con Juan Ayarza León, de 58 años, albañil y nacido en Laguna. Convivían con un hijo, Amadeo y un nieto, José, ambos nacidos en Laguna.

  • Plaza de La Constitución nº 9, casa del “Arquitecto”. Aquí habitaba Santiago Cillero Lasota, de 38 años, viudo, labrador y natural de Diustes. Vivía con su hija, Teresa.

  • Plaza de La Constitución nº 13, casa del “Rojo”. Aquí vivían Alejandro García Peña, de 33 años, labrador y natural de Diustes, casado con María Santolaya Cillero, de 37 años y natural de Camporredondo. Tenían dos hijas, Mari Pilar y Pura, naturales de Laguna.

  • Calle Bajera nº 12, casa de Josemari y Yamilé. Aquí vivía el matrimonio formado por Pedro Moreno Sáenz, labrador, de 51 años y natural de Larriba y Ángela Pascual Alfaro, de 53 años y nacida en Vellosillo. Tenían tres hijos, Pablo, Lorenzo y Feliciana, nacidos en Laguna.

  • Calle Fuentecampos nº 8, casa del “Grillo”. Aquí vivían José Ramos Blanco, labrador, de 62, natural de Cabezón, y su mujer Victoria Martínez Merino, de 62 años y natural de La Vega. Vivían con los hijos Manuel y Felipe, nacidos en Laguna.

  • Calle Ranocales nº 16, casa de Toño. Aquí vivía su abuela paterna, Gregoria Martínez Merino, de 58 años, viuda y nacida en La Vega, con dos hijos, Manuel y Eusebio, los dos nacidos en Laguna.

  • Calle Asunción nº 9, casa de “Justito”. Aquí vivía el matrimonio formado por Pablo Fernández Moreno (“Pabletas”), de 29 años y natural de Laguna, labrador, y Lucía Calleja Sáenz, también de 29 años y natural de Diustes. Vivían con tres hijos, Justo, Segunda e Isidra, nacidos en Laguna.

  • Calle Travesía nº 1. Solar con restos de construcción. Esta travesía comenzaba en la Calle Mayor, entre las casas actuales de Javier y de Marino, ascendiendo para salir en la Calle El Cristo, a la altura de la casa de Raul y Rosana. Hoy esta travesía forma parte de la Calle El Cristo. Aquí vivía Bonifacia García Peña, de 38 años y natural de Diustes, casada con Gabriel García Hernández, de 38 años, labrador y nacido en Laguna. Vivían con cuatro hijos nacidos en Laguna: Rafael, María Candelas, Juan y Felipa.

  • Calle San Pedro nº 13, casa de Juan Antonio. Aquí vivían Santos García Peña, de 63 años, labrador, y natural de Diustes, con su mujer, Úrsula Laspeñas Benito, de 65 años y nacida en La Vega y el hijo de ambos, Saturnino García Peña, "Puches", de 29 años de edad, labrador y también nacido en Diustes.

  • Calle San Pedro nº 4, casa de Juan Cruz. En ella vivía Dominica Laspeñas Benito, de 54 años, viuda y natural de La Vega, con sus dos hijos, Vicenta y Pablo, nacidos en Laguna.

Total, 20 nacidos en Tierra de Yangüas, de una población total de 415 habitantes. Un 4.8 %. Gentes nacidas en Vellosillo, Santa Cruz, La Vega, Santa Cecilia, Villartoso, Camporredondo y Diustes. Otros tantos, 27, el 6.5%, eran oriundos de otras comarcas sorianas, Muriel de la Fuente, Portelrubio, Pozalmuro, Montenegro, Tajueco... Es decir, algo más de un 11% de los habitantes de Laguna eran sorianos.

20, hombres y mujeres jóvenes, en algunos casos muy jóvenes, la mayoría mujeres, que un día cargaron la mula con la ajada manta de lana, muchos sueños e ilusiones, unos pocos enseres y una firme esperanza, para cruzar la muga de Ostaza y alcanzar un mundo incierto fuera del amparo familiar y vecinal. 

Como quiera que este post se está haciendo un poco más largo de lo que en principio pretendía ser una pequeña introducción a la emigración yangüesa en Laguna, lo vamos a dejar aquí, proponiéndonos para un siguiente post, en el que continuaremos hablando de yangüeses y yangüesas, cotejando este censo estudiado con otro un poco posterior, de 1955, en el que podremos seguir poniendo cara a algunos de los nombres que aparecerán en él, Antonia Martínez Martínez, Lucía Calleja Sáenz, Santiago Cillero Lasota, Alejandro García Peña, Juan Cruz Jiménez,... Pero esto será otra historia y en otro momento.

  1. https://micamerosviejo.blogspot.com/2016/09/despoblacion-desolacion-demografia.html

  2. https://micamerosviejo.blogspot.com/2015/08/demografia-historica-de-laguna-de.html