PROFESIONES DE LOS VECINOS DE LA VILLA DE
LAGUNA DE CAMEROS EN EL SIGLO XVIII.
CRIMEN PASIONAL EN LAGUNA
Como quiera que esta canícula infernal no nos permite socializarnos demasiado, he aprovechado el refugio que me ofrecen los muros de piedra de la casa donde vivo, para, huyendo de las calurosas tardes estivales, repasar algunas notas manuscritas recogidas años ha, durante las largas noches invernales al amor de la lumbre, escuchando las historias del abuelo “Moli”. En una de aquellas veladas en las que le oía embelesado contar historias de su pueblo, me habló de un hecho luctuoso, del que tomé buena nota y que hoy, después de recopilar algunos datos en el Archivo Municipal (1) y otros tantos en la hemeroteca del diario “La Rioja” (2), voy a tratar de contar con cierto detenimiento. Esta historia, transmitida por tradición oral, es reflejo fiel de los hechos acaecidos en la noche del primero de marzo de 1912, como veremos.
Pero, antes de relatar los hechos que se produjeron en esa fatídica noche, vamos a ponernos en situación, estableciendo el marco histórico en el que se desarrollaron los acontecimientos. Reinaba en España, Alfonso XIII. Un reino en el que a principios de siglo vivían casi 19 millones de habitantes, siendo el 70% de esa población, agrícola, es decir vivía en el campo y del campo. Durante la primera mitad del siglo, en España se produjeron violentos conflictos sociales debido a las desigualdades y a las malas condiciones de vida de las clases bajas asalariadas, que eran la más numerosas. El siglo comenzaba siendo una monarquía parlamentaria con muchas deficiencias democráticas y la Iglesia tenía un posición privilegiada, por lo que desde los púlpitos, confesionarios y colegios religiosos se adoctrinaba a la población y se defendía la lealtad al sistema. Hay que recordar también que en 1898, EEUU declaró la guerra a España, arrebatándole Cuba y Filipinas y causando un gran malestar entre intelectuales y gentes de la cultura. Se empezaba a reflexionar sobre nuestro retraso con respecto a la Europa occidental. Tiempos de crisis moral, política y social. Un joven Manuel Azaña pronunciaba en la Casa del Pueblo socialista de Alcalá de Henares una conferencia titulada “El problema español”, reflexionando sobre los factores que mantenían al país en el atraso secular y concluyendo que era el Estado, con su acción sistemática y modernizadora, el único instrumento posible para la transformación. Por aquellos años, Ortega y Gasset decía que "España es un dolor enorme, profundo y difuso; España es el problema primero, plenario, perentorio. España es el problema, Europa la solución".
Por lo que respecta a Laguna, la población de derecho en 1910 era de 576 habitantes, un descenso poblacional paulatino que se había ido produciendo desde mediados del XVIII, cuando el pueblo contaba con alrededor de 1.000 habitantes.
Pues bien, es en este contexto, en el que se produjo la muerte violenta de Mariano Codes Pérez por la mano de Florentino Martínez Alcázar. En aquella noche de marras, los mozos del pueblo rondaban a las mozas casaderas, que ocultas tras los visillos esperaban impacientes oír pasar a la ronda bajo la ventana de su habitación y escuchar las coplas de “requiebro”. Pero, en un ambiente tan lúdico y festivo, ¿qué pasó para que los ánimos se exaltaran hasta el punto de que se produjera un desenlace fatal?
Esa noche, al pasar los mozos bajo la ventana de la moza Basilia Elías Martínez, que al parecer había empezado a entablar “relaciones” con Florentino, cantó Mariano acompañándose con la guitarra, la insultante coplilla que sigue:
“Para pasear tu calle
no necesito cuchillo,
porque el novio que tu tienes,
me lo meto en un bolsillo”
Así que, una vez finalizada la ronda, alrededor de las 10:30 de la noche, y cuando habían quedado solos en la plaza de Los Carros (4) los dos mozos, Florentino interpeló a Mariano diciéndole: “oye, unas palabras”, y Mariano le contestó “aguarda a que deje la guitarra”. Y cuando el mentado Mariano se disponía a dejar el instrumento encima de un carro de la plaza, Florentino, enarbolando un palo que terminaba en cachiporra, le asestó un golpe en la cabeza que derribó a Mariano, continuando dándole varios golpes una vez en el suelo.
Estos son los hechos de autos, tal y como se produjeron, como los recordaba el abuelo “Moli” de haberlos oído contar en su juventud y como nos dicen los documentos que ocurrieron. De tal suerte, que produjeron al mozo Mariano heridas de tanta consideración que falleció al día siguiente, a las doce del mediodía. Según se desprende de las declaraciones ante el jurado de los médicos de Laguna, Antonio Conceiro García y Cabezón, Serafio Ruza Barreiro, que practicaron la autopsia al cadáver del desgraciado Mariano, dictaminaron que “sufrió varias lesiones inciso contusas en las regiones occipital y frontal, y en especial, en la región medio frontal sagital, con fractura de los temporales y hundimiento de la bóveda craneana, que desgarraron las cubiertas del encéfalo y destrozaron éste”. Los galenos, durante la vista, se ratificaron en el informe pericial que habían presentado y afirmaron que las heridas se produjeron de frente y todas ellas eran mortales de necesidad, pues causaron enormes destrozos en la bóveda craneana.
La vista, se celebró durante los días 2 y 3 de diciembre de ese año de 1912, con participación de un jurado popular y según las crónicas de la época, mucho público, especialmente el segundo día, pues se permitió el acceso a la sala a las mujeres, cosa que no ocurrió el primer día de la vista.
Fueron testigos de la acusación los mozos que acompañaban a Florentino y Mariano durante la ronda: Martín Domínguez García, Victoriano Sedano Martín, Víctor Martínez Arnedo, Zacarías Martínez Merino y Victor Muro Pérez; además del padre del fallecido, Mariano Codes. Por parte de la defensa, Basilia Elías, novia de Florentino y el padre de ésta, Balbino, amén del cura de la parroquial de Laguna, Basilio Allona y otros laguchinos, hasta un total de veintiocho.
En su declaración, el procesado Florentino, arguyó en su descargo que la copla que cantó Mariano la tomó por una provocación, y que al finalizar la ronda, cuando le pidió explicaciones, pensó que Mariano se echaba la mano a la faja para sacar un arma, por lo que él, ante el temor de ser agredido, se defendió con la cachiporra. Sosteniendo por tanto, “...que no tuvo intención de matarle, sino sólo de defenderse”.
El fiscal sostuvo en sus conclusiones finales que el hecho se trataba de un delito de homicidio, sin agravante alevosa, del que es autor el procesado. Pero entiende, que no debe concedérsele ninguna atenuante, por haber obrado con obcecación. Por lo que solicita se le imponga al procesado la pena de catorce años, ocho meses y un día de reclusión temporal, accesorias y costas e indemnización de 2.000 pesetas a los herederos del interfecto.
Por su lado, el letrado defensor sostuvo, que es evidente que concurre en favor de su patrocinado la circunstancia atenuante de arrebato y obcecación, solicitando se imponga al acusado la pena de doce años y un día de reclusión temporal.
Reunido el Jurado Popular, declaró a Florentino Martínez Alcázar, culpable de homicidio simple, sin agravantes.
El Tribunal de Derecho dictó sentencia condenando a Florentino Martínez Alcázar, a la pena de doce años y un día de reclusión temporal, accesorias, costas e indemnización de 2.000 pesetas a los herederos de Mariano Codes Pérez, declarando el comiso de la cachiporra que sirvió para la comisión del delito y disponiendo se abone a Florentino la mitad del tiempo de prisión provisional sufrida.
Cuando ocurrieron los hechos que hemos narrado, Florentino estaba presto a cumplir 23 años. Vivía con sus padres Pedro Martínez Rodríguez, de Torremuña y Vicenta Alcázar Pérez, de Laguna, en el número 1 de la Calle Mayor (hoy casa de Luisito “El Carchas”). Había nacido en Nestares.
Después de cumplir condena, se casó en Laguna, en 1925, con Modesta Rodrigo Ochoa (de “Las Ruedas de Enciso”) y vivieron en la Calle “El Cristo” n.º 26, hoy un solar al lado de la casa de Filo y Marimar. Tuvieron cinco hijos, de los que tres sobrevivieron a la edad adulta, Victoriano, Lorenzo y Matilde. Esta última, vive. Modesta murió joven, por lo que dejó a Florentino con tres bocas que alimentar y una precaria situación económica. Fueron ayudados en aquellos momentos difíciles por otra familia del pueblo, la de José María García, “Josepe”, que también había sufrido por esos avatares de la vida, la perdida de su mujer y una hija, y vivían una situación familiar también difícil. Solidaridad ante la adversidad.
En 1955, Florentino y su familia, ya no vivían en Laguna. Se habían bajado a vivir a Logroño. Murió poco después (3), en 1963, en la antigua Beneficencia, “La Bene”, donde estaba recluido por desequilibrios mentales. Según mi “cuentacuentos” particular, Florentino no pudo asumir nunca el hecho de haber matado a un hombre y ello le llevo a desquiciarse al final de sus días.
En el juicio, el defensor expuso el carácter de Florentino, pintándolo como “afable, pacífico y condescendiente” en sintonía con las declaraciones de los testigos de dicha defensa.
Mariano, también estaba a punto de cumplir los 23 años cuando se produjo el fatal desenlace que acabó con su vida. Era hijo de Mariano Codes García, natural de Laguna y de Venancia Pérez García, de Diustes (Soria). Tenía dos hermanas menores, Anastasia y Justa.
Durante la vista, al hacer el resumen el Presidente de la Sala, “...se lamenta de la frecuencia con que se registran delitos de sangre en esta región, segando la vida de los hombres, por el motivo más pequeño y baladí, lesionando así el derecho más grande del ciudadano”.
En cuanto a Basilia Elías Martínez, poco podemos decir, supongo que muy a su pesar protagonista del suceso. Sin tan siquiera contar con 19 años de vida, se vio implicada en un hecho que seguramente le marcaría para el resto de sus días. Basilia, era hija de Balbino Elías Ruiz y Eulalia Martínez García, los dos nacidos en Laguna. Basilia, tenía un hermano, Carlos, que casó en primeras nupcias con Juana Tejado López (de “El Horcajo”), con la que tuvo dos hijos, Balbino Elías Tejado y Luis Elías Tejado.
El abogado defensor “...hizo un estudio muy real de la vida de los pueblos, de lo que puede en ellos la chinchorrería y las habladurías de unos y de otros”. Haciendo hincapié en como “...los hechos conmueven las pasiones que agitan y combaten a las personas, especialmente en la edad moza e influyen para la realización de sus actos.”
Y hasta aquí, la historia trágica que hemos contado y que seguro ha sido transmitida desde entonces en las cocinas, bajo la mortecina luz de la lumbre, por las abuelas, en aquellos “trasnochos” en que nos contaban a los mocetes truculentas historias de épocas pasadas. Hemos intentado contar la historia como hubiera podido haberse contado por trasmisión oral en aquella época, sin alejarnos de la verdad y con fidelidad a los hechos, pero para aquel o aquella que quiera saber más datos precisos sobre el tema, le propongo consultar estas citas a pie de página.
(1)-AMLC. Registro Civil. Diversas Partidas de nacimiento, defunción y casamiento.
(2)-Artículo del diario “La Rioja”. Fecha 3/12/1912. Audiencia. Homicidio en Laguna (Primera Sesión).
-Artículo del diario “La Rioja”. Fecha 4/12/1912. Audiencia. Homicidio en Laguna (Final del Juicio).
(3)-Diario ”Nueva Rioja”. Fecha: 11/1/1963. Año XXVI. N.º 7623. 2ª página. Defunciones. Defunción de Florentino Martínez Alcázar, de 76 años, de Laguna de Cameros.
(4)-En el diario “La Rioja” se le llama a la Plaza Fernando Cámara, Plaza de Los Carros. Hay que recordar que en la fecha de autos no estaba todavía el monumento al maestro Patricio Aguileta Salazar.
YANGÜESES EN LAGUNA (II)
Continuamos en este post con lo prometido en el anterior, desgranando la intrahistoria de la inmigración yangüesa en Laguna de Cameros a mediados del siglo pasado. Y para ello, vamos a desmenuzar otro documento del Archivo Municipal de Laguna, en este caso, el Padrón de Habitantes de 1955. Éste nos servirá, junto con el ya comentado de 1940, para ver el estado de la migración yangüesa un momento antes del comienzo de la última inflexión demográfica brusca que se produce en Laguna a comienzos de la década de los 60, concretamente en 1962-63.
YANGÜES@S.
Pongamos nombre a los yangüeses y yangüesas que vivían en Laguna en 1955, ordenándolos por las calles donde vivían.
C/ ASUNCIÓN:
Juana Peña Pablo, de 74 años, viuda y natural de Vellosillo.
José Rodrigo Martínez, de 73 años, labrador, natural de Lería, casado con Petra Sáenz Escolar, de 67 años, natural de Cabezón. Vivían con tres hijos, Emilio, Florentino y Pilar, de 35, 30 y 28 años respectivamente, naturales los tres de Rabanera y los primeros de profesión labradores.
C/ BAJERA:
Pedro Moreno Sáenz, de 66 años, natural de Larriba, labrador, casado con Ángela Pascual Alfaro, de 68 años y natural de Vellosillo. Vivían con dos hijos nacidos en Laguna, Juan Pablo y Lorenzo, de profesión labradores, de 37 y 32 años respectivamente, y una hija también nacida en Laguna, Feliciana, de 29 años de edad.
C/ CRISTO:
Gregorio Martínez Lería, de 34 años, natural de Santa Cecilia y profesión labrador, casado con Ascensión Martínez, de 24 años, nacida en Laguna. Vivían con dos hijos, Milagros de 17 años y Victor de 4.
C/ CIRCO:
Pablo Fernández Moreno, de 44 años, labrador y nacido en Laguna, casado con Lucía Calleja Sáenz, también de 44 años y natural de Diustes. Vivían con cinco hijos nacidos en Laguna, Justo (de 20), Isidra (de 17), Marisol (de 15), Carmen (de 12) y Lucía (de 7 años).
Lázaro Rodrigo Lasanta, de 90 años, viudo, labrador y natural de Camporredondo. Vivía con su hija, Ana Rodrigo Blanco, de 54 años, soltera y nacida en Laguna.
Pza. JOSÉ DE LA CÁMARA:
Santiago Cillero Lasota, de 52 años, nacido en Diustes. Vivía con su hija, Teresa Cillero García, de 22 años, nacida en Laguna.
Alejandro García Peña, de 48 años, natural de Diustes y María Santolaya Cillero, de 52 años y natural de Camporredondo. Vivían con sus hijos, Pilar, Purificación y Amador, de 21, 18 y 13 años respectivamente, y nacidos en Laguna.
C/ MAYOR:
Tomasa Martínez Martínez, de 37 años y natural de Lería, viuda y sus hijos Amparo y José Manuel Fernández Martínez, de 11 y 8 años respectivamente y nacidos en Laguna.
Valentín Martínez Lafuente, de 58 años, natural de Las Ruedas de Enciso, de profesión labrador, casado con Concepción Peña Peña, de 43 y natural de Diustes. Vivían con su hija Teresa, de 8 años y nacida en Laguna.
C/ RANOCALES:
Eusebio Fernández Martínez, de 36 años, labrador, nacido en Laguna y su mujer Antonia Martínez Martínez, de 31 años y nacida en Lería.
C/ SAN JUAN:
Gabriel García Hernández, de 58 años, labrador, natural de Laguna y su esposa Bonifacia García Peña, de 54, natural de Diustes. Vivían con sus hijos, María Candelas, Rafael y Juan, naturales de laguna y de 26, 29 y 24 años respectivamente. Los dos últimos, de profesión labradores.
C/ SAN PEDRO:
Juan Cruz Jiménez Ruiz, de 41 años, labrador, natural de Villar de Maya, casado con Vicenta Calonge Laspeñas, de 30 años, nacida en Laguna. Vivían con sus hijos, María Cruz, José Antonio y Alfonso, de 8, 6 y 2 años respectivamente y nacidos en Laguna. También vivía el hermano de Vicenta, Pablo, de 28 años, de profesión cabrero y también natural de Laguna.
Soledad Peña Ruiz, de 46 años, viuda, natural de Diustes. Vivía con sus hijos Juan Antonio, Soledad y Domingo, de 12, 10 y 2 años respectivamente, y nacidos en Laguna.
Santos García Peña, de 80 años de edad, labrador, viudo y natural de Diustes.
DE OTROS PUEBLOS SORIANOS.
Y para finalizar, el resto de sorianos (no yangüeses) que vivían en Laguna en dicho año de 1955.
C/ ASUNCIÓN:
Martín Oliván Gil, de 32 años, jornalero, natural de Laguna, casado con Felisa Lasheras Antón, de 32 años, nacida en Gallinero (Soria).
Vicente Sacristán Martínez, 66 años, labrador, nacido en Laguna, casado con Eugenia Sáenz Martínez, de 64 años y natural de Montenegro. Vivían con sus hijas Carmen (23 años) y Eugenia (21 años), nacidas en Laguna.
C/ MAYOR.
Clemente Rubio Sáenz, de 71 años y natural de Laguna, casado con Eugenia Lafuente, de 62 y nacida en Muriel de la Fuente. Vivían con sus hijos nacidos en Laguna, Laureano, Clemente y Tomás, de 40, 26 y 22 años respectivamente y de profesión labradores.
C/ RANOCALES.
José Rubio Unanue, de 33 años, nacido en Laguna, labrador y su esposa Eufemia Gómez García, de 36 años y natural de Narros, junto con el hijo de ambos, José, de 4 años y nacido en Laguna.
Veamos algunos resultados del censo de 1955, comparándolos con los de 1940:
Población de hecho en 1955 en Laguna de Cameros (presentes+transeúntes): 405 (197 hombres y 208 mujeres). La población se había mantenido prácticamente estable desde 1940 (en que había 399 habitantes).
Yangüeses: de Vellosillo, Lería, Santa Cecilia, Diustes, Camporredondo y Villar de Maya, 17 (8 hombres y 9 mujeres). Un 4,2% del total de habitantes. Había descendido un poco el número de yangüeses con respecto a los que había en 1940 (20).
De otros lugares de la provincia de Soria: de Gallinero, Montenegro, Muriel de la Fuente y Narros, total 4 mujeres. Un 0,98% del total de habitantes. También había descendido el número con respecto a 1940, en que había 7. Quizás ya se empezaba a insinuar el brusco descenso poblacional que se venía encima y al que nos hemos referido en la cabecera de este post.
Bien, aunque de momento lo vamos a dejar aquí, el tema no se agota y volveremos a tratar el asunto de los yangüeses en Laguna acercando la mirada a otro momento histórico en los comienzos del siglo XX. Y lo haremos, a través de otro padrón, concretamente el de 1910. En esa fecha habitaban Laguna 595 almas, de las cuales nada menos que 96 (el 16,1% del total) eran sorianas y de éstas, 38 de Tierra Yanguas.
YANGÜESES EN LAGUNA (I)
Hemos tratado en algún post anterior del vaciado de la Sierra de Cameros durante el siglo pasado y más singularmente del caso concreto de Laguna de Cameros (1). Vamos a analizar en éste, siquiera brevemente, el mismo fenómeno demográfico, pero observado desde un punto de vista diametralmente opuesto, es decir desde el de acogida. Como parece evidente, estos movimientos demográficos se producen muy a menudo por causas económicas, trayendo como consecuencia que los lugares económicamente más deprimidos se vacían y otros económicamente más desarrollados acogen a esos migrantes, que contribuyen por ende a un mayor desarrollo económico en el lugar de destino. Pues bien, Laguna ha sido tradicionalmente uno de estos pueblos de acogida (aunque también de salida) quizás debido a ese despegue económico que se ha venido produciendo en varias etapas a lo largo de su historia moderna y significativamente durante el pasado siglo XX, sobre todo si lo comparamos con con otros lugares próximos. Bien entendido que todo esto se produce en un contexto de descenso demográfico generalizado, que se da en toda esta región que hoy hemos dado en denominar “Celtiberia” y que se viene gestando desde mediados del XVIII.
Veamos en este sentido lo ocurrido en Laguna con respecto a la emigración soriana y específicamente a la producida en las Tierras Altas de Yanguas con destino a Laguna de Cameros.
Recordemos que hasta la última y definitiva división territorial española de Javier de Burgos en 1833, lo que hoy conocemos como Comunidad Autónoma de La Rioja, pertenecía secularmente a las provincias de Burgos y Soria. La provincia de Logroño no existía y el corónimo correspondía a la ciudad cabeza del partido homónimo. Por simplificar diremos, que la línea divisoria entre estas provincias castellanas, pasaba grosso modo por el interfluvio Camero Viejo-Camero Nuevo. Ejemplificando el modelo, Cabezón pertenecía a Soria (junto con la mayoría de pueblos del Camero Viejo); y Laguna pertenecía a Burgos, junto con Trevijano, Torre y Montalbo. Pero en 1802, estos últimos cuatro pueblos pasan a formar parte de la provincia de Soria, partido de Logroño. Y de este modo, el antiguo Señorío de Cameros de los Condes de Aguilar, antaño fragmentado entre las provincias de Soria y Burgos, pasa a formar parte de una entidad administrativa única, Soria, y por ende, la Tierra de Yanguas y el Camero Viejo se integran dentro de esa unidad.
Visto sucintamente el contexto histórico, vamos a analizar un documento fidedigno que nos dará una visión bastante exacta del fenómeno migratorio que estamos analizando (2). Se trata del Censo de Población del año de 1940 de Laguna de Cameros. La población total era de 415 almas. Ya se había producido un descenso poblacional en los últimos cuarenta años, desde comienzo de siglo XX, de algo más de 200 almas.
Veámoslo en detalle, calle por calle, casa por casa, poniendo nombre y lugar de habitación a esos yangüeses y yangüesas:
Calle Mayor nº 9, al lado del Teleclub, casa de Valentín León. En ella vivían dos hermanos naturales de Vellosillo, Leonardo, barbero, y Juana Peña Pablo. De 57 y 59 años respectivamente. El primero casado con Apolonia Sáenz de Jubera, de 45 años, natural de Laguna. También vivían dos hijas de Leonardo y Apolonia, Margarita (que casó posteriormente con Valentín León) y Victoria. Ambas nacidas en Laguna.
Calle Mayor nº 4, casa de Perico y Elena. Habitada por Juana Miguel Ruiz, de 58 años, viuda y nacida en Santa Cruz. Convivía con tres hijas nacidas en Laguna, Antonia, Tomasa y Ramona.
Calle Agraz nº 20, hoy es un solar pegado a la casa de Araceli y Victor. Vivía Damian Ochoa Fernández, de 65 años, labrador, viudo, de La Vega. Convivía con dos hijas nacidas en Laguna, Emilia y Raimunda.
Calle Agraz nº 26, casa de Inocenta y Constantino. Vivían Gregorio Martínez Lería (“Caracoles”), de Santa Cecilia y Gregoria Alonso Blázquez, de Villartoso. Dos jóvenes de 19 y 17 años respectivamente, que trabajaban de sirvientes en dicha casa.
Calle Circo nº 29, casa de María “La Vasca”. Vivía Lázaro Rodrigo Lasanta, viudo, labrador, de 73 años y natural de Camporedondo. Vivía con dos hijos nacidos en Laguna, Basilio y Ana, además de una nieta, María.
Calle Circo nº 41, casa pegando a la de Raúl, "El Tordo". Aquí vivía Melchora Blázquez Ochoa, de 58 años y natural de Santa Cecilia, casada con Juan Ayarza León, de 58 años, albañil y nacido en Laguna. Convivían con un hijo, Amadeo y un nieto, José, ambos nacidos en Laguna.
Plaza de La Constitución nº 9, casa del “Arquitecto”. Aquí habitaba Santiago Cillero Lasota, de 38 años, viudo, labrador y natural de Diustes. Vivía con su hija, Teresa.
Plaza de La Constitución nº 13, casa del “Rojo”. Aquí vivían Alejandro García Peña, de 33 años, labrador y natural de Diustes, casado con María Santolaya Cillero, de 37 años y natural de Camporredondo. Tenían dos hijas, Mari Pilar y Pura, naturales de Laguna.
Calle Bajera nº 12, casa de Josemari y Yamilé. Aquí vivía el matrimonio formado por Pedro Moreno Sáenz, labrador, de 51 años y natural de Larriba y Ángela Pascual Alfaro, de 53 años y nacida en Vellosillo. Tenían tres hijos, Pablo, Lorenzo y Feliciana, nacidos en Laguna.
Calle Fuentecampos nº 8, casa del “Grillo”. Aquí vivían José Ramos Blanco, labrador, de 62, natural de Cabezón, y su mujer Victoria Martínez Merino, de 62 años y natural de La Vega. Vivían con los hijos Manuel y Felipe, nacidos en Laguna.
Calle Ranocales nº 16, casa de Toño. Aquí vivía su abuela paterna, Gregoria Martínez Merino, de 58 años, viuda y nacida en La Vega, con dos hijos, Manuel y Eusebio, los dos nacidos en Laguna.
Calle Asunción nº 9, casa de “Justito”. Aquí vivía el matrimonio formado por Pablo Fernández Moreno (“Pabletas”), de 29 años y natural de Laguna, labrador, y Lucía Calleja Sáenz, también de 29 años y natural de Diustes. Vivían con tres hijos, Justo, Segunda e Isidra, nacidos en Laguna.
Calle Travesía nº 1. Solar con restos de construcción. Esta travesía comenzaba en la Calle Mayor, entre las casas actuales de Javier y de Marino, ascendiendo para salir en la Calle El Cristo, a la altura de la casa de Raul y Rosana. Hoy esta travesía forma parte de la Calle El Cristo. Aquí vivía Bonifacia García Peña, de 38 años y natural de Diustes, casada con Gabriel García Hernández, de 38 años, labrador y nacido en Laguna. Vivían con cuatro hijos nacidos en Laguna: Rafael, María Candelas, Juan y Felipa.
Calle San Pedro nº 13, casa de Juan Antonio. Aquí vivían Santos García Peña, de 63 años, labrador, y natural de Diustes, con su mujer, Úrsula Laspeñas Benito, de 65 años y nacida en La Vega y el hijo de ambos, Saturnino García Peña, "Puches", de 29 años de edad, labrador y también nacido en Diustes.
Calle San Pedro nº 4, casa de Juan Cruz. En ella vivía Dominica Laspeñas Benito, de 54 años, viuda y natural de La Vega, con sus dos hijos, Vicenta y Pablo, nacidos en Laguna.
Total, 20 nacidos en Tierra de Yangüas, de una población total de 415 habitantes. Un 4.8 %. Gentes nacidas en Vellosillo, Santa Cruz, La Vega, Santa Cecilia, Villartoso, Camporredondo y Diustes. Otros tantos, 27, el 6.5%, eran oriundos de otras comarcas sorianas, Muriel de la Fuente, Portelrubio, Pozalmuro, Montenegro, Tajueco... Es decir, algo más de un 11% de los habitantes de Laguna eran sorianos.
20, hombres y mujeres jóvenes, en algunos casos muy jóvenes, la mayoría mujeres, que un día cargaron la mula con la ajada manta de lana, muchos sueños e ilusiones, unos pocos enseres y una firme esperanza, para cruzar la muga de Ostaza y alcanzar un mundo incierto fuera del amparo familiar y vecinal.
Como quiera que este post se está haciendo un poco más largo de lo que en principio pretendía ser una pequeña introducción a la emigración yangüesa en Laguna, lo vamos a dejar aquí, proponiéndonos para un siguiente post, en el que continuaremos hablando de yangüeses y yangüesas, cotejando este censo estudiado con otro un poco posterior, de 1955, en el que podremos seguir poniendo cara a algunos de los nombres que aparecerán en él, Antonia Martínez Martínez, Lucía Calleja Sáenz, Santiago Cillero Lasota, Alejandro García Peña, Juan Cruz Jiménez,... Pero esto será otra historia y en otro momento.
https://micamerosviejo.blogspot.com/2016/09/despoblacion-desolacion-demografia.html
https://micamerosviejo.blogspot.com/2015/08/demografia-historica-de-laguna-de.html